El lugar frío y desamparado en el que solía estar, recogiendo flores marchitadas,
observando palomas hambrientas y frías.
La lluvia mojaba mi rostro pálido; la soledad pasaba conversando, hablando de niños desamparados, de lágrimas nunca recogidas, de navidades vacías con ilusiones y sueños dormidos.
Mis ojos vieron aquel mundo caído con platos vacíos, aquel abrazo nunca recibido,
mi amor rechazado hasta el recuerdo lo ha olvidado. No bastaron mis palabras; me dieron la espalda,
la alegría lloro en mis labios.
No entendía las palabras, solo lloraba en la silla rota que quebraste.
Una diferencia nació en la igualdad de lo desigual. Lo que nunca la plata pudo comprar me lo
regale e invente un disfraz con el que me oculte tapando las heridas de dolor en mi corazón,
borrando el error de una vieja canción.
Aquel disfraz envejeció, lágrimas congeladas formaron la nieve de la que no me pude cubrir,
el sol quemo mi cuerpo con crueldad y el otoño....se llevo mi felicidad.
(Anthony Ramos E.)
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